domingo, 16 de enero de 2011

Un mezcalito para brindar por el inicio de clases

Escribiendo desde: Tec de Monterrey, Guadalajara, Jalisco.


Estatus: crudísimo.
Dentro de mi cabeza no cabe ninguna explicación de cómo pude llegar hasta el Tec para escribir. Es mas, no sé de donde saqué la voluntad para ir a mi casa en la mañana. Ah, porque eso sí, soy un borracho responsable y si estoy muy mal no salgo con mis chanchos y me quiero ir a mi casa a huevo... ¡no! Me resigno y me remito al hospedaje de quien sea con el que me encuentro.
¿Pero qué pasó ayer? ¿Mezcal? ¿Oso Ciego? ¿Tonayan? Ni sé que tomé en realidad, pero sí sé algo: tocamos fondo, y por falta de recursos. ¡JA!


Era un día como cualquier otro. Acababa de terminar mis clases y estaba con un amigo en el ciberbosque (así se le dice a un área de profesional que parece bosque y tiene mesas con entradas para las laptops) en la zona de fumadores, platicando muy a gusto sobre... ¿pues sobre qué? De las pendejadas mamonas que siempre hablamos, la verdad. Llegó un güey a pedirnos cigarros y comenzamos a platicar con él. Diego creo que se llamaba. Eso es lo bonito del área de fumadores: conoces mucha gente nueva. Después por el sagradísimo Facebook me comenzó a hablar una amiga que está en Derecho en sexto semestre, a quien llamaré Doris. Me preguntó dónde estaba y que me quería decir algo que no podía decirme por Facebook. Anda la osa. Entonces la invité a que se fumara un cigarro con nosotros y se vino.
Una vez aquí me preguntó por Sandra, a quien veía que me comentaba mucho en el Face. Obviamente se le hacía muy guapa y quería que se la presentara. ¡Ni modo! Le dije que ella estaba en Monterrey y que ahorita tiene novio. Para la próxima, Doris. Entonces empezamos a platicar, y en la platica salió el tema de un bar que se llama Aloha. El pedo de este bar es el siguiente: Abren desde las diez de la mañana y hasta las ocho de la noche cierran. Es uno de esos bares cuyo pedo es que salgas de la escuela medio estresado y te vayas a pistear a gusto con tus compas. Total que decidimos ir en ese mismo instante, y luego nos comentó que a las 3:30 pasaba por nosotros una amiga de ella. A huevo. Entonces fuimos a dejar nuestras cosas a nuestras respectivas casas y luego regresamos al Tec. Ahí nos encontramos a Doris de nuevo, estuvimos platicando un rato y nos largamos hasta las limas. Por cierto, entre los amigos de Doris (porque no conocía a nadie) estaba un chavo que resultó que tenía un amigo que era DJ en un antro gay y tenía música padrísima.
Llegamos al Aloha y resultó que lo estaban remodelando (:S), así que nos fuimos a las Limas. El alcohol no estaba tan caro y los jugos salieron gratis, así que nosotros estábamos encantados. Ya para esto eran como las cinco de la tarde cuando llegamos. A las ocho decidimos seguirle en el depa del chavo este que te digo que tiene un amigo DJ. Estuvimos un rato ahí, peor ya no teníamos dinero y estábamos urgidos por alcohol. El chavo nos dijo "¿saben qué? Tengo por ahí un mezcal de Halloween." No, pues chinga tu madre, estábamos desesperadísimos. Nos tomamos unos fondos del mezcal añejado (que por cierto, tenía una consistencia medio babosita) y cuando eso se acabó, fuimos a un Soriana que estaba por ahí cerca y compramos Tonayan (recuerda, estábamos desesperados) y ya de regreso en el depa lo mezclamos con jugo de naranja. Empezamos a jugar caricachupas, preguntas, castigos, yo nunca nunca, y otros juegos de borracheras y nos pusimos bien pedos.
Al despertar... ¡Dios, no puedo creer que nos hayas castigado de esa manera! Tenía una cruda impresionante y desperté en el sofá del güey del depa cagándome de frío. Salí sigilosamente de la casa y me fui a la mía como a las ocho de la mañana. Me tomé como tres litros de jugo de manzana para que se me quitara la cruda  y ahora estoy aquí con el sabor baboso del mezcal en la garganta. Puaj.

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